En este blog vamos a hablar de los riesgos que existen a la hora de comprar y abusar de este tipo de gafas.
En España ha habido un boom en la comercialización de este tipo de gafas, Se ven en bazares chinos, mercadillos, centros comerciales, gasolineras…. Con un precio muy económico. Todo esto se vende sin ninguna información sobre el producto que están comprando. Los usuarios la mayoría se lanzan a su compra sin la supervisión de un especialista, sin conocer sus necesidades y sin realizarse las correspondientes revisiones oculares.
En nuestro país se venden alrededor de 7 millones de gafas premontadas al año, pero solo el 4% se realiza por el canal óptico.
Desde el punto de vista legal solo establecimientos sanitarios están autorizados a venderlas, este sistema de venta se ha autorizado en España, sin comprobar el producto que se vende y los riesgos que puede acarrear. Dando todo el poder decisorio al propio usuario, sabiendo que no todos los ciudadanos poseen un criterio técnico y profesional para la elección de una gafa graduada.
Todo esto nos lleva a hacer la siguiente pregunta:
¿Dando este poder decisorio al usuario sin ningún control por parte de la administración le estamos beneficiando o perjudicando a la hora de resolver su problema de vista cansada?
A la hora de comprar al no contar con el asesoramiento del óptico-optometrista el usuario compra lupas, en lugar de gafas. El usuario las utiliza para todo y cuando se empezaron a comercializar hace 30 años era para algo puntual o usos esporádicos.
Se esta empezando a ver que muchos usuarios de ese tipo de gafas empiezan a sufrir graves problemas como cefaleas, lagrimeo, incapacidad de control de las distancias, fatiga ocular, aumento de su presbicia, y proveemos que dentro de unos años muchos pacientes irán a los oftalmólogos con patologías oculares graves.
Por ello consideramos que mientras no consigamos modificar la normativa de este producto debemos hacer una labor pedagógica e informativa muy importante para concienciar al cliente de las limitaciones de este producto y de sus posibles repercusiones negativas para su salud en el futuro.
Al igual que hemos aprendido que no debemos automedicarnos, hay que transmitir que no debemos autoprescribirnos unas gafas premontadas. Ya que estas son en definitiva un producto sanitario.