La luz infrarroja (IR) es una radiación electromagnética que tiene una longitud de onda entre 780 nm y 1 mm. Es una radiación que nos emite el sol de forma invisible y que su principal efecto en nosotros es el calor que nos aporta esa irradiación.
Sin embargo esta emisión IR tiene una componente dañina en el ojo humano. Esta emisión dañina empezó a manifestarse a los principios de la revolución industrial cuando soldadores o trabajadores de metal o vidrio empezaron a manifestar quemaduras retinianas o cataratas incipientes.
La catarata incipiente se fue estudiando y fue en 1912 se dio una explicación y se llego a la conclusión de que su formación es debida a la absorción directa de la luz IR por parte del cristalino lo que provoca un calentamiento indirecto del mismo producido por una absorción de la luz IR en el iris.
También se fue observando la primeras décadas del siglo XX que en épocas de sequia del estado de Iowa los afectados por cataratas solían aumentar de manera significativa.
Actualmente, se considera que la radiación IR tiene como efecto principar en el cristalino un envejecimiento acelerado, causando catarata. Esto es debido a procesos oxidativos ocasionados por la temperatura e intercambios de calor. Esta exposición excesiva anticipa la opacificación que estaba destinada a sufrir con los años de vejez.
El efecto de la radiación IR en la retina con el aumento de la temperatura es la desnaturalización de las enzimas. El aumento tan solo de 10º superior a temperaturas corpóreas pueden provocar daños térmicos permanentes. Estas encimas se denominan metaloproteinasas de matriz (MMP). Se trata de una familia de enzimas que actúan en el mantenimiento y remodelación de la arquitectura de los tejidos. Se ha demostrado que el aumento de estas MMP-2 cooperan en el desarrollo de la DMAE debido a la exposición aguda o crónica a la radiación IR.
También debemos saber que estas MMP colaboran en la regeneración de ulceras corneales, contribuyen en el tratamiento del ojo seco. Todo esto se puede ver afectado por el aumento de la radiación IR
Como también sabemos esta radiación afecta de forma significativa a la piel. Esto nos puede afectar a lo que nosotros tratamos ya que la exposición directa y prolongada de dicha exposición cutánea afectará al parpado y todo el contorno del ojo.
Concluyendo, ya son de sobra conocidos la protección de los ojos frente a la radiación UV y de la exposición ocupacional a fuentes intensas de IR (gafas de soldador). Pero cada vez se esta reafirmando más la teoría de que los efectos de radiación IR prolongada son acumulativos a lo largo de la vida y que en consecuencia, es aconsejable una protección constante en la vida diaria. Por todo esto es cada vez más recomendable incorporar filtros adecuados a la vida que desarrolle cada uno.